¿Cuál es la actividad de MDP Consulting?
Es una empresa dedicada a la generación de soluciones tecnológicas basadas en el desarrollo de software, la fabricación de software a medida, integraciones, y consultorías de procesos. Nuestro negocio gira en torno a la tecnología. La programación que se enfoca en ayudar a los clientes para hacer crecer su negocio. El software como herramienta valiosa y centro del negocio. Asignamos personas, proporcionamos los equipos y generamos fábricas de desarrollo de software. Efectuamos procesos de pruebas y evaluaciones de seguridad antes de pasar a producción. Eso es MDP hoy.
¿Hace cuánto tiempo está vinculado a la empresa?
Acabo de entrar hace dos meses y medio para encargarme de la gerencia central, que es nueva y nace de la fusión de la gerencia comercial con la gerencia de Delivery (servicios). El objetivo es hacer crecer a MDP en un nuevo portafolio, cobertura de territorios, profundidad en los clientes… MDP no es una empresa muy conocida en el mercado, pese a que tiene catorce años en el mercado y setecientos empleados. Mi reto es hacer crecer el negocio de MDP y pasar a la gerencia general a fin de año, pero primero hay que entender bien el negocio y hacer los cambios e inversiones necesarias. Vengo de quince años de experiencia en marcas de tecnología como Microsoft, CA Technologies. Siempre en tecnología.
¿Cuál es su especialidad?
Comercial (ventas). Soy autodidacta, Cuando volví a Perú en 1995 lo hice en una agencia de bolsa como jefe de operaciones y sistemas. Yo desarrollaba software en esa época. Pasé a otra agencia de bolsa y de ahí me moví a EsSalud donde fui subgerente de atención al usuario durante dos años. Ahí viví la vida a cien por hora, todo era contra el reloj y sin presupuesto. Luego vino una transnacional americana, CA Technologies, en 2000. Me contrató y entré a CA Technologies (llamada Computer Associates en esa época) en noviembre de 2000 como gerente de preventas y servicios. Estuve seis años ahí, a cargo de Perú y Ecuador. Siempre vinculado a ventas, tecnología.
En 2006 vino un corte mundial, se redujo la compañía drásticamente y me fui a Microsoft donde estuve tres años, primero en venta de servicios y después pasé a ver canales para Perú y Ecuador por dos años. En setiembre de 2009 volvía CA Technologies como gerente de canales para CA Perú y Ecuador. En 2010 salí elegido como el mejor partner manager del mundo. Fue un súper éxito. Eso me catapultó en ventas. Pasé a ventas en 2011, la rompí ahí y luego llegué a la gerencia general de CA de 2014 a 2019. Broadcom compró a CA y redujo las operaciones en Latinoamérica. Me ofrecieron quedarme, pero decliné. Era el momento del cambio.
Y llegó la oferta de MDP…
Me había tomado un descanso con la familia. Hasta que me llamaron de MDP.
¿MDP es peruana?
Sí. Es una empresa 100% peruana. Son dos muchachos jóvenes que formaron MDP hace catorce años y les ha ido muy bien.
¿Qué valor agregado ha identificado en MDP?
Hay varias cosas, sin embargo yo resaltaría la flexibilidad y foco en los clientes. Me sorprende lo ágil y flexible que es para atender a los clientes. Si un cliente nos llama y pide que lo ayuden al día siguiente de manera urgente, acá vamos a encontrar la forma de lograrlo. No nos complicamos la vida, estamos enfocados en la satisfacción del cliente.
¿Y los recursos humanos?
Si no está en MDP, lo vamos a encontrar.
¿Cómo encontró al mercado peruano?
Me sorprendió muchísimo el potencial del mercado y la demanda de servicios de desarrollo, yo vengo de un nicho de Tecnología diferente. Cuando yo estaba en CA, tenían un portafolio muy bueno pero enfocado a las áreas de tecnología de los clientes. Esta función de desarrollar software a la medida y atender requerimientos de negocios de nuestros clientes es muy diferente, es mucho más amplio, dinámico. CA se manejaba en un nicho muy puntual, muy rentable, pero muy cerrado al TI (tecnologías de información). Esto nos abre la puerta para tratar con las áreas de negocio también. Me reúno con gerentes generales y me preguntan sobre mi actividad y les digo que soy comercial, gerente central en una empresa peruana que fabrica software a la medida. ¿Y qué software fabrican?, me preguntan. Contesto: ¿Qué necesitas? Me replican: ¿Cómo… qué necesito?, que problemas tienes en tu negocio o qué te gustaría implementar en tu empresa, ahí empezamos a entender las necesidades de nuestros clientes y diseñamos una solución a la medida de ellos, lo creamos y lo ponemos a tu disposición., ufff un montón de cosas, exclama.
¿Cómo un traje a la medida?
Como un traje a la medida, exactamente. En algunos casos nace de una iniciativa nuestra. Les decimos lo que podemos generar. En otros casos el cliente viene y quiere que le desarrollen un traje a la medida.
¿Qué reto se ha propuesto en MDP?
Duplicar las ventas en un año o en dos y lograr posicionar la marca como una empresa de innovación tecnológica y de negocios.
¿Parece muy ambicioso, no?
Hay que ser ambicioso y soñador, luego hay que ejecutar, estamos re estructurando nuestro portafolio de soluciones e incrementando las alianzas con empresas líderes en el mundo de tecnología, en eso estoy…
¿Qué satisfacción le ha deparado MDP en este corto tiempo?
En estos dos meses y medio mi satisfacción ha sido conocer gente nueva muy buena y ver el potencial de crecimiento de MDP. Vengo de quince años en CA. El cambio ha sido muy bueno. Conocer gerentes de nuevos clientes, hacer nuevos contactos con nuevos clientes. En mi anterior actividad estaba más orientado al área de tecnología. Acá se habla con el gerente general, el gerente de finanzas, el gerente de ventas, con recursos humanos. Hay mucha más gente con la que interactúas y eso te abre mucho más el abanico de oportunidades.
¿Cómo observas el desarrollo del personal en MDP?
Me sorprendió tener seiscientos programadores en la fuerza de ejecución, el 70% de nuestros empleados son millenials y el 25% son mujeres. Yo he puesto una cuota para duplicar ese 25% de presencia femenina. Tiene que haber más mujeres en las empresas. Los millenials le dan mucha velocidad, mucho dinamismo, también hay gente de todas las edades obvimente. Me sorprendió ver este equipo desarrollando tanto software para los clientes. Hemos alquilado oficinas próximas a nuestros clientes, tenemos cuatro sedes. Me sorprendió también el tema del reclutamiento. Es una maquinaria para encontrar la gente apropiada para el puesto y el ciclo de la vida en la empresa es largo.
¿Con qué empresas compiten en esta actividad comercial?
Everis, Cambia, Sapia, Tata, Indra, IBM…
Rivales fuertes…
Claro que si, la competencia nos ayuda a mejorar constantemente, esto es parte del negocio. Vamos a mostrarnos más en el mercado, a MDP le fue bien aun estando medio oculta, sin tener presencia en medios. Eso debe cambiar. Amigos periodistas me preguntan si esta empresa es transnacional y les dijo que no, que es peruana, que empezó con dos personas y ahora tiene setecientos empleados. El empuje y el compromiso de su gente resulta espectacular.
“El golf aplasta el ego”
Humberto Ballesteros conoció el golf hace cuatro años y no lo ha dejado desde entonces. Lo atrajo el espacio abierto, la dificultad de la técnica y el reto de mejorar continuamente. Con 20 de hándicap ya ha disfrutado de dos títulos: Trujillo y Lima.
¿MDP auspició el Apertura de La Planicie, quién es el golfista de la empresa?
Yo (ríe). Hijo de futbolista salió golfista. Me hice socio de La Planicie hace cuatro años. Vivo a siete minutos del club. El tema del golf no estaba en mis planes, toda la vida jugué fútbol, hice surf también. Un día un amigo me invitó a jugar golf y la verdad que es adictivo…
¿Con qué frecuencia juega?
Tres veces a la semana. Los fines de semana de todas maneras y un día en la semana, en lo posible.
¿Cuál es su hándicap?
Tengo hándicap 20. El año pasado gané dos torneos, el Abierto de Trujillo y el Abierto del Lima Golf. Quedé tercero en el ránking nacional. Estuve primero hasta noviembre, pero las dos últimas fechas no hice puntos y fui desplazado a la tercera posición.
¿Algún hole in one?
Todavía no… Le he pegado a la bandera tres veces y no entró… (risas).
¿Qué lo enganchó a este deporte?
Los espacios abiertos son fundamentales. La naturaleza. Y ese pasto verde que me recuerda al fútbol. Además es un deporte muy difícil, entonces si tienes espíritu competitivo y no te gusta perder nada, te vas a conectar muy fuerte con el golf.
¿Juega en algún grupo?
Soy parte de los Acholados. Somos una mezcla de todo. Es un grupo muy alegre, muy divertido, competitivo y apostador. Yo he pagado derecho de piso. El primer día que jugué por los Acholados estaba mi amigo Álvaro Merino Reyna, y me dice que la regla en el hoyo número uno señala que si te vas al agua, que está allá a cinco metros, pagas una botella de whisky… ¡¡¡Y la tiré al agua…!!! (ríe)
¿Le parece muy táctico el golf?
Me parece que es más técnico. Requiere de mucho tiempo de inversión para pasar al siguiente nivel. Yo era nativo para el fútbol en donde hay algo que viene con uno y el resto se aprende. En el golf son muy pocos los que tienen ese talento natural y pueden marcar la diferencia. Los demás requerimos de esfuerzos larguísimos para poder bajar un golpe. Todo se tiene que aprender. Después viene el componente estratégico e integrado a esos dos tienes el mental. Si no desarrollas tu frialdad cerebral… matas al caddie, rompes los palos… (ríe). Tengo un carácter durísimo y he aprendido a controlarme. Tengo un amigo que dice: el golf aplasta tu ego. Es cierto. Creo que los chicos deberían pasar por el golf en algún momento, por el tema de la disciplina y la puntualidad. Es un deporte de caballeros, de confianza. Tú apuntas el score y yo creo lo que anotas.
¿A quién consideras como el mejor jugador de golf en el mundo?
Tiger Woods de todas maneras. Es el diferente. Hay una generación que viene de atrás, Dustin Johnson que es increíble. Justin Thomas… Jon Rahm con 25 años, en dos temporadas en PGA llegó a quinto en el mundo sin haber ganado un título. Phil Mickelson… Es envidiable que con 50 años sigue ahí con los chicos.
El fútbol regala alegrías… también causa tristezas
Evocaciones sobre el recordado Humberto Horacio Ballesteros, su padre, quien fue figura en el arco de Universitario de Deportes y la Selección Peruana.
Humberto Ballesteros Jr. quiso ser delantero, pero sus genes lo llevaron al arco de los juveniles de la ‘U’. Perteneció a la generación de Chemo del Solar, Roberto Martínez, Álvaro Barco… quienes entraron al mundo profesional del fútbol con el San Agustín.
El servicio militar obligatorio de Argentina lo convocó y el joven Ballesteros, hijo del recordado portero Humberto Horacio, tuvo que cortar sus sueños futbolísticos de forma radical.
“Yo jugaba en la delantera pero no hacía goles. Un entrenador de la juvenil de la ‘U’ me llamó y me dijo: “En la delantera no sumas, mejor prueba en el arco”.
“Muy desilusionado me fui a casa, pero al día siguiente llegué vestido de arquero. Ese día tapé de todo y quedé en el equipo. Estaba listo para pasar a San Agustín, pero el servicio militar de Argentina se interpuso”.
¿Hincha de qué equipos?
River Plate en Argentina y la ‘U’ en Perú.
¿Qué recuerdos de esa infancia cuando tu padre era arquero de la ‘U’?
Recuerdos un montón. La ida a los entrenamientos, compartir el bus con los jugadores, ver los partidos desde el banco de suplentes. Cosas increíbles. El fútbol tiene esas cosas.
Hay una parte triste en la historia de tu padre cuando el presidente de entonces, Juan Velasco Alvarado, dijo que un nacionalizado no podía jugar por la selección de Perú.
Sí. Fue dura, pero fue la decisión de un tercero. No digo que no haya sido dolorosa, porque mi padre estaba tal vez en su mejor momento como deportista y era el tema del Mundial. Los futbolistas tienen pocas balas para ir a un Mundial. Pero hay otro capítulo triste, que ustedes no conocen. Fue el día en que nos dijo que no iba a jugar más. Eso fue el 82. Estábamos chicos y eso nos lo dijo cuando estábamos en la mesa. Fue muy duro. Él arrastraba una lesión en la espalda. Tomó medicamentos que le provocaron una gastritis severa por la cual perdía sangre y tuvo que internarse. Volvió al futbol por un tiempo más, pero ya no fue igual. Siguió dos años más y tomó la decisión. No creo que haya algo más duro para un futbolista que decir hasta aquí llegué.
Las dos caras del fútbol…
Mil cosas. Me acuerdo que un día Caíco Gonzales Ganoza (recordado arquero de Alianza Lima), tocó la puerta de la casa porque al día siguiente jugaba y si pasaba una cantidad de minutos batía la marca de imbatibilidad de mi padre. Vino Caíco a saludar a mi papá y hablar del récord, fotos, periodistas. Todo. No batió el récord… pero nos dejó un recuerdo imborrable. (Caíco murió en la tragedia del Fokker en 1987 en la que desapareció el plantel completo de Alianza Lima). Recuerdo también los asados (parrilladas) en mi casa después de los partidos o al día siguiente, venían todos los jugadores a mi casa.