El deporte ecuestre es inseparable de los Rivadeneira. Los caballos son el complemento perfecto para sus habilidades recreativas y competitivas.
El general EP (r) Francisco Rivadeneira, recuerda que hay una continuidad ancestral. Él disfrutó esta actividad con su abuelo y su padre. Ese modelo lo repitió con su hijo Francisco y su nieto Marcelo. Los tres forman parte del Club Hípico Militar, comparten cinco caballos, compiten en los torneos internos y los del calendario nacional. Mantienen una relación intensa con los equinos y disfrutan juntos cuando coinciden los fines de semana.
El general Rivadeneira se acaba de retirar de las competencias después de medio siglo en la élite de este deporte. Su hijo Francisco Rivadeneira Gastañeta, privilegió su carrera profesional aunque ha regresado con ímpetu a la Primera Categoría. Quien está avanzando a trancos largos es Marcelo, a sus 15 años de edad ya exhibe estilo definido y temple de buen jinete. Esta es la versión corta de una conversación sobre equinos, aficiones, saltos y competencias. Una vida entre la adrenalina y la pasión por los animales.
GENERAL EP (R) FRANCISCO RIVADENEIRA
-¿Cómo podría sintetizar la historia ecuestre de los Rivadeneira?
-He montado desde muy chico por mi padre (Pedro), a quien se lo inculcó mi abuelo Ricardo. Mi abuelo fue en Trujillo rector de la universidad, premier y ministro de Estado. Mi hijo y mi nieto han sacado la sangre ecuestre.
-¿Hay pasta de campeones?
-Creo que sí. Yo he tenido cincuenta años saltando en la máxima categoría. He saltado en las competencias nacionales, en los Bolivarianos, competencias FEI (Federación Internacional Ecuestre), etc.
-¿Qué títulos recuerda?
-He sido campeón nacional varias veces. He saltado Bolivarianos… Representando al Ejército he competido en Chile, Argentina, Venezuela, Costa Rica, Cuba, República Dominicana…
-¿A qué edad empezó a montar?
-A los cinco años. Igual hice con mi nieto.
-¿Y su hijo?
-Prácticamente desde que nació. Lo dejábamos con su flotador en el abrevadero mientras su mamá y yo estábamos montando. Ha vivido entre los caballos desde que ha nacido.
-¿Cuáles son sus caballos?
-Todos fueron míos, pero como este año me retiré de las competencias se los he dejado a ellos. Tenemos a Don Mario, Parcival, que lo hemos criado desde que nació, Voltage, Toulouse y Legionario. Los rotamos siempre para encontrar el mejor binomio.
-¿Usted practicó algún otro deporte?
-Sí, boxeo también. El entrenador de la Escuela Militar era Joe León, quien dirigía a Mauro Mina. Cuando se practica bien, se recibe menos golpes de los que uno da (ríe).
-¿También ha sido dirigente, verdad?
-He sido presidente de la Federación de Deportes Ecuestres. También he manejado varios clubes militares en provincias.
-¿Cuándo empezó en la federación?
-En 2004. En ese momento estábamos peleando la candidatura para los Panamericanos, hicimos el planeamiento para ello, a nivel internacional participamos bastante.
-¿Me habló que los Panamericanos se iban a realizar en tres sedes?
-Queríamos que el deporte ecuestre sea descentralizado. El adiestramiento en Huachipa, el salto en La Molina y la prueba completa en el Club Hípico Peruano, por las condiciones que presentaba cada sitio. Para la prueba completa se tenía al lado del CHP los Pantanos de Villa, más de cien hectáreas. Tiene lagunas y paisajes ideales, porque hacerlo en La Molina sobre un recorrido de cuatro kilómetros de ir y venir es un poco monótono. Ya lo habíamos coordinado con Serpar.
-¿Ahora que ya no compite cómo se vincula a este deporte?
-Los entreno a ellos (hijo y nieto) y también a algunos jinetes. Lo hago graciosamente. Los ayudo bastante. Por ejemplo, al equipo de prueba completa del Ejército que nos representará en los Panamericanos Lima 2019.
-¿Cuántos años totalizó en su deporte?
-Cincuenta años en el nivel competitivo. He tenido la suerte de competir desde alférez. Ahora los oficiales saltan hasta 1.20m. Debido al nivel de competencia he llegado hasta 1.50m.
-¿Algunos recuerdos en el exterior?
-Cuando estuve en Cuba. Participaba un comandante de la revolución. Ellos usan caballos árabes. Cuando hicieron los Panamericanos construyeron buenas instalaciones para ecuestres.
-¿De sus dos pupilos (Francisco y Marcelo) cuál es el más aplicado?
-Los dos son muy buenos. Marcelo tiene la ventaja que desde chico lo hemos involucrado y tiene buenas cualidades. Monta como los oficiales experimentados.
¿Cuál es su rutina en este deporte?
Monto todos los días. Dos horas y media a tres horas.
FRANCISCO RIVADENEIRA GASTAÑETA
-¿Qué recuerda de este deporte?
-Toda mi vida. Desde que tengo memoria, yo he crecido en caballerizas. Recuerdo que en veranos de mucho calor me metía a nadar a un abrevadero. Toda la vida. Incluso en algunas épocas dejando de montar, pero igual en las caballerizas. Además de la satisfacción de ver a caballo a mi mamá, a mi papá. Uno lo lleva en la sangre y además se le inculca el amor a los caballos. Como decía mi papá, más que el recuerdo de un campeonato uno recuerda el carácter específico de cada caballo que a uno le ha tocado montar. Si me puedo acordar de cada uno de mis caballos. Porque uno se involucra con ellos en una relación de años. Si me dices del certamen puedo recordar la satisfacción de las premiaciones.
-¿Ha competido en torneos grandes?
-No al nivel de mi papá. Estuve en un nivel ascendente en mi época juvenil y luego por los altibajos que uno tiene…
-La universidad, por ejemplo…
-Exactamente, entre la universidad y mis inicios profesionales tuve épocas que montaba, otras que no. Entonces empecé a trabajar, luego una maestría. Habré dejado de montar por lo menos ocho o diez años. Cuando nacen mis hijos mi papá nos engancha nuevamente. Le enseña a montar a Marcelo, lo sube desde muy chico, como arrancó conmigo. Ahí me enganché otra vez y ya no me pude desconectar.
-¿Algún otro deporte que haya practicado?
– Más joven boxeaba. Es un deporte completo, de mucha concentración. Curiosamente también los caballos te exigen mucha concentración. Ahora cuando uno trabaja, el poco tiempo libre que me queda lo trato de dar a los caballos.
-¿Con Marcelo (su hijo) hay grandes proyectos o primará la recreación?
-Que sea un buen estudiante, un profesional exitoso, para que él tenga la satisfacción de seguir los pasos (de su abuelo) y darse muchas alegrías en este deporte. Nosotros vamos a apoyarlo en todo lo que se pueda para que sea mucho mejor jinete que yo y que alcance el nivel de sus abuelos o los supere.
-¿Cuál es su nivel de competencia?
-Yo compito en primera categoría.
-¿Qué tales resultados?
-Bien, pero tenemos que seguir mejorando. Yo no saltaba estas alturas desde hace 25 años.
-¿Qué altura está saltando?
-Un metro treintaicinco centímetros. Pero no lo hacía hace buen tiempo. Yo me reenganché hace diez años como máximo. Mi papá me consiguió un caballo, cuando me subí ya no volví a dejarlo.
-¿A qué club pertenece?
-Club Hípico Militar. Estoy muy agradecido con las facilidades, el apoyo. Entrenamos con mucho compañerismo con jinetes oficiales y es muy grato.
-¿La esposa también monta?
-No, pero es aficionada al deporte.
-¿Con qué frecuencia practica ahora?
-Todos los fines de semana. Y trato de escaparme dos o tres días en la semana, de 6 a 8 a.m. Y después al trabajo.
– En la parte profesional, ¿Usted está vinculado a una entidad bancaria?
-Tengo casi 24 años en banca. Soy vicepresidente legal y secretario general de Scotiabank. Siempre me gustó el derecho y también las finanzas y la banca. Hice un posgrado en la Universidad del Pacífico. He visto mucha evolución…
MARCELO RIVADENEIRA
-¿A qué edad subiste al caballo, Marcelo?
-A los tres años.
-¿Recuerdas algo de esos inicios?
-De los caballos sí…
-¿Recuerdas alguno en especial?
-Primero un pony de Natalia Málaga y después un pony que consiguió mi abuelo de la sierra.
-Hiciste tus pinitos con él…
-También fue el primero que me botó.
-Pero no le agarraste miedo.
-Paré un tiempo. Recuerdo que el pony me botó y me arrastró. Paré como un año. De ahí mi abuelo me convenció para subir a los caballos de acá (Escuela de Equitación del Ejército) y seguí.
-¿En qué categoría compites?
-Ahora estoy en prejuvenil con dos caballos que son Toulouse y Voltage.
-¿Cuánto estás saltando?
-Un metro quince centímetros.
-Ya estás por alcanzar a tu papá (risas)
-En dos años. Cada año se debe mejorar diez centímetros. Este año debo alcanzar 1.20 y el próximo podría estar en 1.35.
-¿Lo estás pensando como deporte recreativo o de competencia?
-La verdad me gusta como recreación pero también le pongo dedicación para competencia. Creo que es la conexión con otro ser vivo. Eso no te lo da otro deporte. No solo dependes de ti, tienes que unirte al caballo en un binomio.
-¿Con cuánta frecuencia practicas?
-Un día de semana y los sábados y domingos. Tres veces por semana.
-¿En qué colegio estudias y cuál es tu club?
-Estudio en el Santa María y el Centro Hípico Militar es mi club.
-¿Alguna carrera profesional?
-Creo que derecho igual que mi papá.
-¿Compites con tu papá y tu abuelo?
-(Sonríe) Hay cierta competencia al entrenar.
-¿Y tú abuelo que tal?
-El mejor de todos…