¿A qué edad y en qué circunstancias se inicia tu relación con el golf?
Como socia de Los Inkas, todos mis amigos jugaban y en un ‘Siempre en domingo’ que organizaban los papás, gané el penúltimo puesto; al que correspondía como premio un paquete de diez clases de golf con el entonces Pro del club, Alejandro Urzúa, un magnífico profesor y un gran motivador. Aquel diciembre de 1985 a mis 13 años, me encantó la competencia y me enganché con el golf.
Y empezaste a jugar los torneos de la federación.
El primer año me dediqué a entrenar y aprender bajo la tutela de Alejandro. En el 87, después de año y medio, fui a mi primer torneo juvenil representando al Perú.
¿Luego te fuiste a estudiar afuera?
En el año 90 fui becada por golf a Florida International University. Como equipo tuvimos muchos logros y del 91 al 95 salimos campeonas de la South Conference. Por las notas que obtuve, fui incluida en la lista nacional del Decano, lo que me dio muchas satisfacciones. Sin embargo, por una lesión, tuve que dejar de jugar todo un año. Al graduarme en Hospitality Management, trabajé en el campo profesional de mi carrera en Atlanta, Georgia. Retomé el golf al regresar al Perú a entrenar para la Copa Los Andes que se celebraría en Lima en 1996.
Ese año ganan para el Perú el sudamericano Copa los Andes en la rama femenina. ¿Qué recuerdos tienes de esa experiencia?
Definitivamente ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en el golf.
Por primera vez en la historia de Perú ganamos el torneo de ese año. Tuve la suerte de salir invicta al ganar los 16 match que jugué. El más importante, además clave, fue ante Marisa Baena, una gran jugadora profesional colombiana que venía de ganar en Estados Unidos la semana previa al Sudamericano. Le ganamos a Colombia y al día siguiente vencimos a Chile y Ecuador para ganar el Sudamericano.
¿Cómo era ese equipo?
Increíble! con muchísima unión. Salíamos a correr todas las mañanas. El Lima Golf nos apoyó mucho, nos daba entrenamiento físico, alimentación y practicábamos todo el tiempo ahí y por tanto conocíamos la cancha a la perfección, convivimos por lo menos unos seis meses previos al torneo y obviamente hicimos una gran amistad.
Al año siguiente repitieron el triunfo…
Sí, en ese año (1996) conocí a Gary Gilchrist, un entrenador sudafricano. Siendo yo campeona sudamericana fui al Doral representando a Perú. Gary me observó durante el torneo y me becó a la academia de golf de IMG. Durante ese año me quedé a vivir en Estados Unidos gracias a un patrocinio que conseguí y venía mensualmente a Perú a jugar el campeonato de la Federación. Esta intensa actividad me permitió mantener el primer puesto del ranking, por lo que fui nombrada de nuevo para el Sudamericano de 1997 a celebrarse en La Paz. Con las mismas chicas del equipo, ganamos de nuevo ese torneo.
Y lograron hacer historia.
Si, han sido las dos únicas veces que un equipo femenino peruano ha logrado ganar este torneo.
No hay mayor orgullo para uno que escuchar el himno de su país como ganador en un torneo internacional de esa envergadura. Ha sido quizá la experiencia más importante en mi carrera como golfista.
A partir de esa experiencia decides hacerte profesional?
Sí, como juvenil alcancé un nivel de juego que me llevó a representar al Perú en los sudamericanos y logré un buen desempeño en el Junior World en 1989 en el que obtuve un segundo lugar. Conseguí mi beca y me fui a los Estados Unidos. Al regresar del Sudamericano en 1998 comencé a explorar mi potencial como profesional e incursioné en el Futures Tour. Paralelamente se presentó la oportunidad de ir a México por nueve semanas en apoyo a uno de los instructores y ahí me enganché con los niños, me fascinó trabajar con ellos.
Te enganchaste…
Sí, me enganché. Dentro un mundo profesional tan duro, la satisfacción que sientes cuando le enseñas a un menor y ves luego a este niño lograr sus metas sientes una satisfacción indescriptible, para mí, una forma de devolverle al deporte algo de lo que a mí me ha dado.
¿Qué cosas por ejemplo?
La oportunidad de estudiar en el extranjero. De conocer Sudamérica. Me dio la posibilidad de jugar en dupla con Alicia Dibós en un Mundial en 1987, jugadora a la que admiro. Y todo eso no tiene precio. Mi meta ha sido formar niños para que puedan conseguir un futuro con el deporte y pagarse sus estudios mediante el deporte. Tener satisfacciones, poder viajar, además que te enseña disciplina, concentración, humildad, que es lo más importante en este deporte.
¿Cómo ha sido tu carrera en México?
Comencé a partir de 1998 impartiendo primero y después dirigiendo clínicas de golf en todo México.
Entre el Perú y el mundo
Un poco antes… después de las becas ¿qué obtuviste?
Ah, sí. Me ofrecen la oportunidad de ser parte del equipo de coaching en la academia de David Leadbetter, en ese momento la número uno a nivel mundial y me regreso a Estados Unidos. Después de un período de preparación obtengo el título de instrucción convirtiéndome en la primera latinoamericana dentro del staff de David,
una experiencia muy gratificante ya que formo parte del equipo que preparó a varios profesionales de muy alto nivel, como es el caso de Ernie Els.
Así comienza mi carrera viajando por Latinoamérica organizando clínicas con un promedio de 35 semanas de clases por año.
Por medio mundo….
Si, tuve suerte de poder dedicarme a viajar, conocer muchos grandes campos y comenzamos a organizar academias de golf, iniciando con una semana de clases por club, en las que preparábamos tanto a los menores como a los profesionales, para luego regresar mensualmente como asesores de las mismas.
He sido parte de tres academias en USA, siempre al lado de Gary, comenzando mi experiencia en DLGA, luego IJGA y ahora soy parte de su staff en su academia propia, Gary Gilchrist Golf Academy. Gracias a esta oportunidad única, he conocido y he sido parte del entrenamiento de personajes como Michelle Wie, Charles Howell III, David Gossett, Shanshan Feng y Yani Tseng entre otros.
En México abro también una academia propia: la International Golf Academy. Siempre con el apoyo de Gary; en la que organizamos programas de golf en tres regiones geográficas y a través de esta academia ofrecíamos también campamentos de golf para niños con tres semanas de promedio en distintos resorts. Tuve la oportunidad de invitar a trabajar conmigo a Profesiones tanto Argentinos, Venezolanos como Mexicanos como parte de mi staff, experiencia muy enriquecedora. Durante diez años, trabajé paralelamente organizando academias de golf en Venezuela, Hawaii y Perú.
¿Viajabas con frecuencia al Perú?
Sí muy seguido, cada 5 semanas durante 5 años.
Así nace la asesoría y la formación de la academia de menores de Los Inkas. Comenzamos en el año 2004 con el apoyo de los papás y seis alumnos, fue creciendo y en cinco años teníamos ya 72 alumnos entre los 5 y los 18 años, que fue semillero para los campeones nacionales que hoy están becados en los Estados Unidos.
Cuéntanos, ¿cómo era el programa?
En las mañanas trabajaba con los profesores, después con los niños y en la última hora del día con los padres. Como parte del seguimiento, les mostraba en la computadora sus avances y lo que lograrían al final del proceso. A cada papá le entregábamos un impreso. Así sacamos muchos campeones. Todo esto lo aprendí en USA al lado de Gary, quien hoy es un top instructor de muchos profesionales en la PGA y LPGA, habiendo teniendo como alumna a la número del ranking profesional, Yani Tseng y ahora Paula Creamer entre otras.
Esto lo hice hasta 2009. Ese año mi mami se enfermó y me regresé a Perú para apoyarla, estar con mi familia, quedándome a vivir nuevamente Lima.
¿Y qué hiciste?
Tuve la suerte de ser madre en 2012 y ahora tener a mi Gildita preciosa, a quien le encanta venir y “jugar” golf, como su mamá. Lo bueno es que le gusta y se divierte, para mí lo más importante. También me hago cargo hoy de la empresa familiar, que fundó mi papi hace 41 años (Moldeados Acrílicos). Vivo feliz en Lima, sigo dando clases de golf a juveniles y organizo clínicas de golf. A principios de año estuve en Colombia dictando una clínica y estamos desarrollando un proyecto allá con la academia GGGA.
Muchas satisfacciones…
Definitivamente el golf es una forma de vida, me ha formado la personalidad, me ha enseñado lo que es la humildad, también el éxito, amigos para toda la vida y la suerte de viajar. El deporte forja carácter, gracias al golf estudié en Estados Unidos.
¿Has practicado otros deportes?
Me gustan todos los deportes; antes del golf, jugué tenis y nadé. También me gusta mucho la preparación física. El golf es el deporte que más me apasiona.
¿A quién admiras?
A Jack Nicklaus. Un jugador de mucha concentración, ética y humildad Lo máximo para mí fue conocerlo en 2001 en Bosque Real en México. En la universidad también conocí a Sam Snead y me sorprendió la facilidad cómo le pegaba a la pelota.
¿De los actuales?
Jordan Spieth. Viene de perder un torneo y se recuperó de inmediato la siguiente semana. Además, admiro a mis alumnos Latinos que han llegado y siguen llegando lejos, como lo son el Mexicano Roberto Díaz y los Venezolanos Felipe Velázquez, Rafaél Guerrero y Verónica Felibert, entre otros. Hay un grupo grande de muchachos Latinos que están incursionando en el profesionalismo y estoy segura que vamos a seguir viendo a Latinos destacar en las diferentes giras, además de sentirme orgullosa de conocer a muchos de ellos y haber tenido la oportunidad de enseñarles a muchos de chicos.
¿Qué jugadores destacan actualmente en el club y a quienes ves como prospectos?
Tenemos muchas grandes promesas y muchos ya exitosos, como lo son; Micaela Farah, Lucía Gutiérrez, Eithel Mc Gowen ,alumno mío desde calichin y que ahora está en Estados Unidos, entre otros, que también han logrado grandes éxitos. Creo que el Perú va a seguir teniendo logros porque el peruano es empeñoso, creativo, tenaz y habilidoso.
En México ¿qué jugadores con los cuáles trabajaste tuvieron éxito?
En una etapa fui la coach de la zona Norte, Golfo y Centro de México, lo cual me dio la oportunidad de entrenar durante años a chicos que hoy están incursionando en el mundo del profesionalismo. Muchos han destacado, entre ellos Roberto Díaz, de quien fui coach hasta los 18, se fue a vivir a la academia en USA, Veracruzano ganador del Tampico Open y también entrené en sus inicios a Adolfo Casaubón, ganador del Lexus Perú Open el año pasado. En Venezuela, Felipe Velásquez, ganó el Abierto de Honduras recientemente. Fue alumno mío de los 8 a los 18. Verónica Felibert, LPGA, alumna mía desde muy pequeña. Estuvo conmigo en México entrenando y un año vino conmigo a Lima donde dimos una exhibición para los niños. Los he visto crecer y con esfuerzo ir consiguiendo sus metas, algo muy gratificante y además de lo que me siento parte importante.
Casaubón está en la Web.Com
Sí. Junto con Roberto y muchos otros alumnos Mexicanos en el tour de Latinoamérica y el Tour Mexicano.
Viviste muchos años en México, Cuéntame de Lorena, por ejemplo.
Sí, por supuesto. Jugué con ella en México cuando yo aún era Amateur y ella luego participó en una de nuestras clínicas en Guadalajara siendo juvenil, llegó a ser la número uno del mundo y un ícono del golf mundial. Ella es una gran atleta, muy dedicada y un ejemplo a seguir; ahora también es madre. En México ella tiene academias y participa activamente en muchos eventos.
Palabra de Gilda
“Una de las cosas que siempre les digo a los padres; apoyen a sus hijos deportistas. Mi madre era un ejemplo. Todo el tiempo me acompañaba, se sentaba para verme pegar bolas y ayudarme. Me formó en la constancia, la humildad y el seguir trabajando para conseguir mis metas. Muchos de los buenos jugadores han tenido detrás un buen padre. Ese es mi consejo permanente: sigan a sus hijos y apóyenlos siempre”.