¿En qué consiste la Escuela Poleritos y desde cuándo están en actividad?
Empezamos hace cuatro años. Era 2014, terminaba la gestión mi papá (como presidente del Lima Polo Club) y empezaba la de Estuardo (Masías) en 2015, quien decidió promover la difusión del polo: tener más socios, contar con más polistas, más torneos y difundir esta disciplina deportiva. En paralelo, yo armé el proyecto de la escuela y él (Estuardo) fue el socio capitalista, por decirlo de alguna manera. Entonces la escuela nace como la herramienta ejecutora del sueño para que más gente pueda practicar polo. En el 2015, se hace alianza entre el club (Lima Polo) y la Federación Peruana de Polo, se comienza a trabajar de manera conjunta. El club otorga una serie de facilidades a Poleritos para que pueda operar dentro del club; de hecho, también lo hacemos con la Academia de Guillermo Li y las dos han venido funcionando.
Poleritos es una entidad privada que promueve el polo…
Correcto. Es una escuela privada. Somos una institución independiente y en simultáneo el club le brinda facilidades en sus instalaciones para hacer la promoción.
Los miércoles traemos los caballos acá, a costo propio. Todo está presupuestado y funciona de manera independiente: profesores, material didáctico y deportivo. Además, tenemos un descuento en el cuidado de los caballos en los boxes del club. Y nos prestan esta sede para que la gente pueda venir.
¿Cómo van los resultados?
Hemos generado entre 20 y 25 nuevos jugadores desde que comenzamos la escuela. Actualmente, la segunda división, la llamada serie baja, cuenta con jugadores que empezaron en Poleritos. Ellos se sumaron a dos o tres jugadores que ya estaban formados. Pero en general, hay mucha gente nueva. También se han traído cincuenta caballos de Argentina en los últimos cuatro años.
¿Los caballos son adquiridos por los jugadores?
Exacto. Ellos viajaron a Argentina y allá compraron sus ejemplares.
Eso significa que el deporte les ha prendido, ¿no?
Correcto. Ha aumentado la competitividad, la educación del deporte. Hay mayor conciencia sobre los caballos. Se ha profesionalizado de alguna manera.
¿Recuerdas con cuántos chicos empezaste?
Siete.
¿Y Ahora?
En este momento tengo veinticinco, pues ha bajado un poquito. Llegué a tener casi cuarenta entre noviembre y diciembre del año pasado. Muchos se me fueron porque ya son polistas, entonces ya no toman las clases, ya están por su cuenta.
¿La escuela recibe hombres y mujeres, tienes alguna proporción de participación?
En los chicos, en los más pequeños, es casi cincuenta-cincuenta. En los más grandes hay más hombres, pero tengo chicas de 15 y 16, una de 17 que acaba de comenzar, otra que viene de Estados Unidos (22 o 23 años) y siempre juega con nosotros. En general, la parte previa a la competencia es muy atractiva para las mujeres.
¿Se puede armar un equipo de mujeres?
Por supuesto. De hecho quiero armar un partido y es una de mis metas en este año. Cuento con las chicas de la escuela y las socias del club.
¿A qué edad empiezan los poleritos?
He tenido chicos que vinieron a tomar clases conmigo desde los tres años, en esa etapa es más la experiencia que conocimiento.
Los chicos vienen, interactúan con los caballos, les dan de comer, pasean un ratito y aprenden la base del deporte. Con los niños de ocho años resulta más fácil entrar a las otras fases del deporte.
¿Dónde son las clases y en qué mes inician?
De martes a domingo en Pachacámac. Los miércoles traigo los caballos acá a Monterrico para atender a los chicos.
Damos clases todo el año. Tenemos once caballos en boxes y eso exige mantener una actividad constante. En verano y a mitad de año baja un poco, porque la gente en Lima, sobre todo mi público, viaja mucho o se van a la playa, se les complica a los chicos. En esta temporada, los miércoles vienen los chicos del Roosevelt que salen temprano, después viene los de los otros colegios, y eso me permite tener doble horario.
En Monterrico hay mucho movimiento de marzo a junio y de setiembre a diciembre. Luego vamos a Pachacámac. En el verano hago un Camp de una semana con chicos que ya se graduaron. Lo hicimos en La Calera y ahora buscaremos otro lugar, quizá en Argentina o Colombia. Esperamos que se apunten. Hago una exhibición de playa en La Joya (kilómetro 104 de la Panamericana Sur). Con eso completamos la temporada.
¿Hubo otras experiencias similares en años anteriores?
Sí, la de Guillermo Li, que sigue vigente en Chilca. Lo que pasa con Guillermo es que, como es buen jugador, sigue en actividad y viaja por muchos países. Pero Li ha hecho mucho por el polo. De hecho, su academia funciona en paralelo con nuestra escuela. Tiene la misma perspectiva de que el deporte crezca, participa en los torneos del club. En fin, es una persona que suma. Justo cuando comenzamos el proyecto coincidió con que él (Guillermo) se fuera a jugar al exterior. Entonces el timing fue preciso. Además hubo apoyo del club, de los amigos, de mi promoción. En fin todo se juntó para que este proyecto saliera adelante. De ninguna manera he sido yo solo. Ha sido un movimiento.
COLOMBIA Y EL CAMBIO
¿A qué edad empezaste a jugar polo?
A los 12-13 años. Mi papá ya no jugaba, lo había hecho antes y no quería que yo lo hiciera, debido a que es una infraestructura pesada y no la quería tener. Pero insistí tanto que me proporcionó un caballo, después mis tíos me prestaron otro. Hasta que un día, me llamaron para jugar una copa y nunca más paré. En el 2011, salí por primera vez a jugar fuera, fui a un amistoso en Colombia y conocí una realidad totalmente distinta, más jugadores y más competitividad. Vi una proyección, un camino, un norte de algo que podíamos hacer acá. Estaba la Escuela Bocheritos de Felipe Márquez que tiene muchos lazos con Perú. Gracias a él llegué a Colombia. Como que ahí empezamos a mirar afuera, comparar, apuntar. Me significó muchísimo en mi cambio de perspectiva como jugador.
¿De qué juegas?
De back. Cuando viajé a Colombia lo hice de 1. Cuando me invitaban jugaba de 1.
¿En qué equipo empezaste?
En Los Andes, que es el equipo de mi familia. Ahora lo hago en Tres Marías, ahí están mis primos segundos.
¿Algún torneo en especial?
Me quedé con la espina una vez. Llegué a la final del Nacional con mis primos: Calipe, Antenor y Mateo Cillóniz. Fue un torneo a doce goles. Nos enfrentamos a La Calera, después de una gran campaña. En el partido final perdimos por dos goles. Al frente estaban Ignacio, Vasco, Iago Masías y Santiago Casartelli.
¿Algún deporte además del polo?
De todo un poco, pero en serio nada. Me gusta jugar golf y mirar fútbol.
Hoy estás dedicado por entero al polo. ¿Cómo entrenador, director técnico…?
Estoy más abocado a la parte de promoción. Cómo mejoramos, cómo traemos más gente… También está la parte técnica para enseñar a montar y darle a la pelota, pero estoy tratando de que sea un tema más integral.
Tenemos una estructura de apoyo. Dentro de la directiva del club hay personas comprometidas, hay un gerente acá y otro en la sede de Pachacámac. Tenemos asesores en el área comercial. Se está trabajando, la verdad. Hace cuatro años que estamos en esto.
Al inicio apuntamos al tema de los sponsors, no conseguimos todos los que quisimos, pero este año parece que por fin vamos a poder capitalizar la inversión. Contamos con diez a doce equipos, el objetivo es llegar a veinte equipos.